
A muy pocos le importaban los sentimientos de Campanilla, siempre quedaba como la celosa que se metia entre medias.
Sin duda, el verdadero amor era el de Campanilla, que arriesgó su vida bebiendose la medicina envenenada para que no muriera su querido Peter, y todo.. ¿Para qué? Para que Peter la empujara, para que el sólo se fijara en la bonita niña de rizos indefinidos y un beso en la apertura derecha...
Sin duda alguna, Peter Pan es uno de los cuentos más sinceros que nos contaban de niñas respecto al amor.
Y Campanilla un ejemplo para aquellos que amamos.
Nada de zapatos de cristal que no se rompen, nada de besos que rompen maldiciones ni castillos protegidos por dragones...